EL DUALISMO AZTECA
Rememorizar a los aztecas es discurrir en su valentía, predominio y ferocidad, esto último puede derivarse de su peculiaridad al dualismo, que siempre estuvo presente en todos los actos cotidianos y existenciales.
Los sacrificios humanos, fue una parte importante de este dualismo para la existencia misma de este pueblo; ofrecer vida a sus dioses para recibir del sol la vida misma; se ofrecen víctimas en aras de la propia vida para la existencia del sol dador de energía; lo que da vida, no es equitativo dejar que muera, es un deber regresar lo recibido, dualismo de vida-muerte, muerte-vida, evolución perenne de este pueblo que se vuelve conquistador por necesidad en busca de la energía que requiere el sol para nacer cada día, es un pueblo de grandes empresas que busca la guerra, que hace prisioneros para ofrecer su sangre al ídolo y cuyos adoradores los guerreros deben traer de los pueblos vencidos, creando así un imperio que llegó a ser el más grande de centro y norte de América antes de la conquista española, tan grande fue la urgencia de víctimas que cuando no hubo pueblos para hacer la guerra, se establece por necesidad religiosa, las guerras floridas, combates guerreros entre pueblos amigos, con la única finalidad de hacer prisioneros para el sacrificio humano.
Comprensible además, el gusto del indígena por las flores, su sensibilidad por lo armonioso y bello que nos muestra una alma convergente, dulzura demostrada particularmente a su hijos, educándolos con moral y respeto hacía sus semejantes, enseñándoles el estricto cumplimiento de las normas establecidas con la finalidad de respetar la paz dentro de la sociedad, por tener conciencia ellos mismos de formar parte de la naturaleza.
Al adorar a HUITZILOPOCHTLI, el dios supremo de los guerreros, que personificaba el sol en el cenit, cuando alcanza el grado más ardiente, los guerreros como el mismo sol deben hacer el mejor esfuerzo en ser los mejores hombres, valientes y esforzados para vencer a otros hombres para sacar vida de su muerte.
Sentíanse precedidos de una pareja primordial OMETECUCUHTLE “El Señor de la Dualidad ” y de OMECIAHUATL “Señora de la Dualidad ”, los cuales residían en la parte más alta del mundo, en el decimotercero cielo, de donde han nacido todos los dioses y nacen todos los hombres.
Los dioses descendientes de la dualidad suprema, a su vez han creado al mundo.
De esta creación, el acto más importante fue el nacimiento del sol y este sol ha nacido del sacrificio y de la sangre.
Dice la leyenda: “Los dioses se reunieron en medio de las tinieblas en Teotihuacan y uno de ellos, de divinidad menor, leproso, cubierto de úlceras, se ofreció para arrojarse en una inmensa hoguera, donde surgió transformado en astro, pero este nuevo sol permanecía inmóvil: necesitaba sangre para iniciar su movimiento, entonces los demás dioses se sacrificaron y el sol, sacando vida de su muerte, comenzó su curso en el cielo”.
Desde entonces surge el drama de alimentar al dios sol con la sangre humana, es un deber sagrado, para evitar que las tinieblas invadan el mundo azteca, hay que evitar que el mundo perezca y así son benefactores de toda la humanidad.
El sacrificio humano es una transmutación, de la muerte sale la vida.
He aquí la angustia del azteca para mantener vivo al dios Tonatiu, para salvarlo era necesario la sangre humana y su deber era impedir una catástrofe a la humanidad.
Si el sol nos brinda vida que lo conduce a su muerte para beneficio de los hombres; los hombres le deben devolver vida (sangre) que nace de la muerte (sacrificio) para que el sol no se extinga y pueda así renovar su energía para que no se detenga y continúe su movimiento en el cielo.
Por eso, el sacrificio humano entre los aztecas no lo inspiraba el odio, ni la venganza, sino todo lo contrario, un honor del ser humano de llegar hasta la presencia de los dioses; el sacrificado se revestía de mensajero sagrado y ese honor se lo disputaban los guerreros vencidos, saben que van a morir para lo más significativo- si la derrota es humillante, la muerte del vencido se vuelve importante- tal es la razón de ser la institución de “Las Guerras Floridas ” Xochiyaoyotl, la cual parece haberse iniciado después de la terrible hambruna que asoló la región central de México en l450.
De común acuerdo los soberanos de México, Texcoco y Tlacopant y los señoríos de Tlaxcala, Huexotzino y Cholula, deciden a falta de guerra propiamente dicha, organizan combates a fin de que los que fuesen capturados en ellos se sacrificaran a los dioses. La guerra esencialmente era un rito sagrado más que un instrumento de dominio político.
La grandeza del imperio azteca, no se debe a la codicia, la fama, la riqueza, la sobrepoblación, el comercio ni ninguna otra causa generadora que impulsa a muchos de los pueblos al poderío y dominio; pero no es excepcional ni los únicos, aunque así se les critique, porque han existido otros pueblos que hicieron lo mismo, como el israelita y musulmán, que en nombre de el Dios Todo Poderoso, también han derramando la sangre de los pueblos vencidos, para formar grandes imperios, según la historia.
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